Article d'opinió: AL SEÑOR (DE LA) GUERRA
No sé si dirigirme a usted como docente, como padre o como sindicalista. Pero verle a usted me recuerda inexorablemente a mi padre; un murciano de dinamita. En mi casa, tengo muy vivos en mis recuerdos los momentos delante de la televisión, la de la primera y la de la UHF, en los que era preceptivo el silencio ante los episodios de La Casa de la Pradera y las apariciones de Marcelino Camacho, Felipe González y usted; muy señor mío. Por respeto a mi padre me dirijo a usted como hijo.
Puedo entender que en su salto a las tertulias radiofónicas, se vea usted rememorando épocas en las que su opinión levantaba ampollas en la derecha política. Las mismas tertulias que nos acusan a los docentes catalanes de no permitir ir al baño los niños que lo piden en castellano o que dedicamos las horas del recreo a perseguirlos si no hablan nuestra lengua.
Nosotros, catalanes de firmeza, somos los culpables de intentar educar nuestros alumnos en el respeto y la defensa de los valores que hombres como mi padre nos inculcaron. La lengua, el catalán es una. La historia que quiso borrar esa lengua durante 40 años también se la enseñamos. Espero que usted la recuerde reflejada en alguna de las cargas policiales que recibió. Intentamos, no siempre con éxito, que sean ellos mismos los que solucionen sus problemas hablando, dialogando y si hace falta con otro alumno mediando. Intentamos que tengan un espíritu crítico y lo hemos conseguido de tal manera que, si escuchan comentarios homófobos de un docente no dudan en parar las clases y salir a la calle para denunciarlo detrás de pancartas y cartulinas en las que hay alguna cita histórica. Puede que hasta alguna de estas citas sea suya. Le añadiré que los docentes también hemos aprendido que, cuando un alumno tiene un mal comportamiento, es mejor darle una razón que cien palos. Porque la letra no entra con sangre.
Puede ser que la mayoría de docentes en Catalunya sean d’Esquerra, de la misma manera que es también altamente probable que, la mayoría de los docentes en España lo sean del Partido Popular o el PSOE. Es una cuestión de probabilidad dadas las mayorías que hay en nuestros gobiernos, y es que también aprenden matemáticas.
Usted nos ha insultado y lo ha hecho gravemente. Acusarnos de adoctrinar a los niños no debería quedar impune. Ha atacado a miles de profesionales que han dado y están dando los mejores años de su vida en educar. Pero usted sabe que es impune como aquellos profesores que no utilizaban la regla para medir distancias. No le pediré que pida perdón, porque seguramente no leerá jamás esta carta. Pero sepa que los docentes de este país estaremos orgullosos de educar nuestros alumnos para que no les pongan un yugo en su vida. Y decirle a usted que los rayos no los detienen prisioneros en jaulas.
Habrá reconocido, o no, que he citado a Miguel Hernández, porque también les enseñamos y los educamos en la cultura. Y la literatura española también lo es. Yo la aprendí en una escuela catalana y le diría que catalanista. Lo seguimos haciendo.
Me despido de usted con los brazos en alto, que es como enseñamos a nuestros alumnos a defenderse de la violencia. Pero a usted señor (de la) Guerra no le voy a pedir que me entienda.
Pere Sánchez
Pare, fill, docent i ara responsable d’Educació de CCOO de les Terres de Lleida