Los centros podrán adscribirse mediante convenio a las universidades
Esta posibilidad divide a los que quieren integración y a los que defienden un espacio propio
- Las escuelas artísticas superiores no pueden ofrecer títulos de grado
Las enseñanzas artíticas superiores (Música, Danza, Restauración y
Diseño y Arte Dramático) llevan dos décadas enfrascadas en una
interminable discusión (interna y con las universidades) en torno a si
deben tener un espacio propio (al mismo nivel aunque al margen de los
campus), o si deberían integrarse en estos. Una batalla que afecta en
toda España a más de 16.000 alumnos y que la reforma que impulsa el Ministerio de Educación no parece que vaya a resolver.
Por un lado, el texto dice que esos estudios artísiticos tendrán la denominación de “título Superior”, después de que hace unos meses el Tribunal Supremo prohibiera que se llamaran grados, como los de las universidades. Sin embargo, el tribunal no puso en duda que unos y otros estuvieran al mismo nivel dentro de la educación superior, algo a lo que se oposieron en su día los decanos de las Facultades de Bellas Artes.
Además, el texto de la reforma escolar vuelve a dejar abierta la puerta a que los centros de artísticas superiores se adscriban a las universidades: “Los centros de enseñanzas artísticas superiores se podrán adscribir mediante convenio a las universidades según lo indicado en el artículo 11 de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades”.
Desde la plataforma para la integración de estas enseñanzas en los campus consideran ese punto un éxito. “Gracias a nuestra presión, las reuniones tenidas en el ministerio y la cooperación de muchas personas, hemos conseguido ese artículo”, dice Fernando Carrera, de la plataforma y director de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia. “Se abre un camino doble: algunos centros podrán integrarse y otros se mantendrán fuera de la Universidad. Ahora serán los consejeros de las comunidades autónomas los que tendrán la oportunidad de hacer valer o no esa posibilidad. En Galicia y Andalucía estamos bien organizados y pelearemos por conseguirlo, confiando en que poco a poco se vayan sumando los demás. Nuestra intención es que los que se matricularon como graduados puedan obtener ese título al finalizar el curso 2013-14”, añade.
No todo el mundo lo tiene tan claro, sin embargo, ni celebra esa decisión. El profesor, miembro del Consejo Superior de Enseñanzas Artísticas y de STES Óscar Urralburu afirma: “Con la reforma, las Enseñanzas Artísticas en lo importante están peor que antes [en su presencia en primaria, secundaria y FP] y en lo no tan importante, pero sin duda de alto interés social, como la denominación de los grados y la posible integración en la universidad de la superior no solo no se avanza en nada, sino que por el contrario se le da carpetazo definitivo a la posibilidad de que cualquier partido que pueda gobernar este país ofrezca una respuesta que satisfaga al sector. No puede ser muy optimista la valoración”, señala.
El foco de la discusión se ha centrado durante años entre las escuelas de Arte y Diseño y las facultades de Bellas Artes, que son las que comparten más espacios de enseñanza. Los ámbitos de música, la danza y el arte dramático han estado tradiconalmente más alejados de la oferta de las universidades, algo que, sin embargo, ha cambiado en los últimos años, con la adaptación al espacio europeo; esta da mucha más libertad a las facultades para crear titulaciones nuevas en los ámbitos que consideren oportuno.
En un artículo publicado en este diario hace poco menos de un año, un numeros grupo de decanos de Bellas, aparte de recordar que estas escuelas saltaron al ámbito universitarios en 1978, se quejan de las exigencias de espacios, oferta educativa y formación del profesorado que no tienen los centros de artíosticas superiores, por lo que no les parece justa la equiparación. Por su parte, los argumentos contrarios los expuso en otro artículo Juan Ángel Serrano, presidente de la Asociación Española de Centros Superiores de Enseñanzas Artísticas: “Entendemos que el espacio de la enseñanza de las artes debe ser superior pero autónomo de la Universidad, en un ecosistema propio que garantice las condiciones imprescindibles para la vida y el desarrollo de las artes, lo que comporta unas pruebas de acceso específicas donde se valoren no solo los conocimientos sino también las aptitudes, unas ratios profesor/alumno tan reducidas como exigen algunas materias, etcétera”.
Por un lado, el texto dice que esos estudios artísiticos tendrán la denominación de “título Superior”, después de que hace unos meses el Tribunal Supremo prohibiera que se llamaran grados, como los de las universidades. Sin embargo, el tribunal no puso en duda que unos y otros estuvieran al mismo nivel dentro de la educación superior, algo a lo que se oposieron en su día los decanos de las Facultades de Bellas Artes.
Además, el texto de la reforma escolar vuelve a dejar abierta la puerta a que los centros de artísticas superiores se adscriban a las universidades: “Los centros de enseñanzas artísticas superiores se podrán adscribir mediante convenio a las universidades según lo indicado en el artículo 11 de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades”.
Desde la plataforma para la integración de estas enseñanzas en los campus consideran ese punto un éxito. “Gracias a nuestra presión, las reuniones tenidas en el ministerio y la cooperación de muchas personas, hemos conseguido ese artículo”, dice Fernando Carrera, de la plataforma y director de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia. “Se abre un camino doble: algunos centros podrán integrarse y otros se mantendrán fuera de la Universidad. Ahora serán los consejeros de las comunidades autónomas los que tendrán la oportunidad de hacer valer o no esa posibilidad. En Galicia y Andalucía estamos bien organizados y pelearemos por conseguirlo, confiando en que poco a poco se vayan sumando los demás. Nuestra intención es que los que se matricularon como graduados puedan obtener ese título al finalizar el curso 2013-14”, añade.
No todo el mundo lo tiene tan claro, sin embargo, ni celebra esa decisión. El profesor, miembro del Consejo Superior de Enseñanzas Artísticas y de STES Óscar Urralburu afirma: “Con la reforma, las Enseñanzas Artísticas en lo importante están peor que antes [en su presencia en primaria, secundaria y FP] y en lo no tan importante, pero sin duda de alto interés social, como la denominación de los grados y la posible integración en la universidad de la superior no solo no se avanza en nada, sino que por el contrario se le da carpetazo definitivo a la posibilidad de que cualquier partido que pueda gobernar este país ofrezca una respuesta que satisfaga al sector. No puede ser muy optimista la valoración”, señala.
El foco de la discusión se ha centrado durante años entre las escuelas de Arte y Diseño y las facultades de Bellas Artes, que son las que comparten más espacios de enseñanza. Los ámbitos de música, la danza y el arte dramático han estado tradiconalmente más alejados de la oferta de las universidades, algo que, sin embargo, ha cambiado en los últimos años, con la adaptación al espacio europeo; esta da mucha más libertad a las facultades para crear titulaciones nuevas en los ámbitos que consideren oportuno.
En un artículo publicado en este diario hace poco menos de un año, un numeros grupo de decanos de Bellas, aparte de recordar que estas escuelas saltaron al ámbito universitarios en 1978, se quejan de las exigencias de espacios, oferta educativa y formación del profesorado que no tienen los centros de artíosticas superiores, por lo que no les parece justa la equiparación. Por su parte, los argumentos contrarios los expuso en otro artículo Juan Ángel Serrano, presidente de la Asociación Española de Centros Superiores de Enseñanzas Artísticas: “Entendemos que el espacio de la enseñanza de las artes debe ser superior pero autónomo de la Universidad, en un ecosistema propio que garantice las condiciones imprescindibles para la vida y el desarrollo de las artes, lo que comporta unas pruebas de acceso específicas donde se valoren no solo los conocimientos sino también las aptitudes, unas ratios profesor/alumno tan reducidas como exigen algunas materias, etcétera”.